AÑO |
INTENDENTE |
Del
1-10-1920 al 31-12-1921 |
Miguel
Murray |
Del
2-1-1925 al 31-12-1926 |
Miguel
Murray |
Del
1-71944 al 17-3-1945 |
Juan
J. Moore (Sección a cargo). |
Del
12-10-1963 al 30-6-1966 |
Miguel
K. Geoghegan |
|
|
DILLON
Juan: Fundador de la antigua familia de ese nombre con muchos
descendientes en Suipacha, Mercedes y Capital.GAHAM Juan:
Tronco de una caracterizada familia conservan tierras en
el partido. Actuó en diversos cargos públicos y en la comisión
Pro-Edificación Iglesia Parroquial.HELION Timoteo: Lindero
a D. Eustoquio Cardo! Pedro Murray. No es actualmente propietario
KARNEN Tomás: carecemos de datos. Apellido Irlandés posiblemente
deformado. KELLY Lorenzo: lrlandés venido en la tercera
del siglo XIX. Quedan muchos descendientes. KENNY Brígida:
Antepasado de viejas familias Suipacha y Mercedes. MAGUIRE
Santiago: Tronco de una numerosa familia de origen irlandés
con ramificaciones en toda la zona. MURPHY Santiago: Fundador
de una conocida familia hibero-Argentina. MURRAY Pedro:
Fundador de una caracterizada familia Hay descendientes.
Adquirió, previa venia Gobernador Mitre y su ministro Pastor
Obligado, tierras que D. Eustoquio Cardoso había comprado
el Gobierno en 1859, pero de las que éste disponía mucho
antes. El señor Murray escrituró el 9 de marzo de 1861,
edificando posteriormente, creemos en 1877, la casona que
aún se conserva.
Habiéndose
constituido en la zona ya en 1860 una colonia irlandesa
bastante numerosa, fue nombrado capellán residente Dosiblemene
en alguna estancia de la zona y a veces en Mercedes, el
Pbro. Lorenzo Kirwan, natural de Irlanda, que había sido
ordenado en Montevideo y primer sacerdote católico que visitó
Las Malvinas. El padre kirwan fue antes titular de una Capellanía
irlandesa que abarcaba las parroquias de Luján, Pilar, Mercedes
y Giles, pero residió preferentemente en estos pagos, En
1862 pasó a colaborar con el famoso padre Fahy en la escuela
de varones abierta en el mismo lugar en que hoy está el
Colegio del Salvador, y falleció el 12 de octubre de 1879.
(Monseñor Santiago M. Ussher: Los Capellanes Irlandeses
en la Colectividad Hiberno-Argentina durante el
siglo XIX, Buenos Aires, 1954). Creado el partido, fue adscripto
como sufragáneo de Carmen de Areco, el 28 de marzo de 1870.
Es por ello que a todas las anotaciones parroquiales en
esa época no había aún Registro Civil durante una década
es preciso buscarlas allí. Pero la distancia era grande
y por ello, a principios de 1875, un grupo de vecinos del
campo y del caserío que se estaba formando alrededor de
la estancia de los Suárez, decidió levantar Una Capilla
ya que la otra a que nos acabamos del referir habla desaparecido.
Y doña Rosario Suárez de Labat donó el terreno y la imagen.
La Primera capilla de pueblo era una pequeña construcción
tipo rancho, con paredes de ladrillo tomadas en barro, que
se levantó en el mismo sitio en que hoy está emplazada la
Iglesia Parroquial.
El
Capellán irlandés de Mercedes, R. P. Patricio Lynch, la
inauguró solemnemente el SO de agosto de 1875, oficiando
la primera misa Monseñor Samuel O´lReilly, en ese entonces
capellán irlandés de Luján falleció tras
una
larga vida de trabajos y luchas, en Chivilcoy, el 11 de
enero de 1917. (Mons. Ussher: Obra citada).
La imagen
de Nuestra Señora del Rosario, la misma que se venera hoy
en el altar mayor de la Iglesia, y que viene desde hace
un siglo siendo índice de devoción y amor, fue traída de
España por un antepasado de la fundadora, y está vinculada
íntimamente a la historia del pueblo. Venerada primero en
Mercedes, en casa de doña Mercedes Cruz, la trajo más tarde
a la estancia don Pascual Suárez, destinándole un pequeño
aposento a manera de oratorio. Ya hemos dicho que la estancia
fue parador de carretas, y muchos de los viajeros eran devotos
de la Virgen. Tanto que se la llamaba "La Patrona de
los Reseros".
En
la Capilla de 1875 primero, y luego en la Iglesia Parroquial,
conservó durante mucho tiempo las vestiduras con que la
habían traído; manto de brocato marrón y vestido blanco.
En 1907, siendo párroco el Padre Tomás Dun Leavy, la hija
del primer matrimonio de doña Rosario, doña Prosperina Labat
de Casco, la llevó a Buenos Aires y la hizo restaurar, "regresando"
la Virgen con un hermoso manto de terciopelo rojo muy oscuro
bordado con perlas, y ella y el Niño luciendo hermosos vestidos
de raso blanco también bordados y sendas coronas de plata,
tal como hoy se conservan.
Respondiendo
a insistentes gestiones, en 1880 fue creada la Capellanía
de Suipacha, siendo su primer titular el presbítero Gabriel
Lentini, que se hizo cargo el 23 de mayo.
El
primer bautismo asentado en los libros parroquiales fue
de Esther Weber, después señora de Gillighan, el 19 de junio
del mismo año; la ceremonia estuvo a cargo de Mons. O'Reilly.
El primer casamiento, el 28 del mismo
mes,
fue de don Ventura Miranda con doña Eleuteria Suárez.
Sucedió al P. Lentini el Pbro. Juan Me Nerney, que estuvo
a cargo de la parroquia desde 1881 a 1887. Como su salud
era precaria fue trasladado a las Islas Canarias, en procura
de alivio. En febrero de 1887 llegó a Suipacha el presbítero
Ciro Placco. Pertenecía al Rito Ortodoxo Griego, que difiere
del nuestro en algunas cuestiones de forma que no afectan
la ortodoxia, y fundamentalmente, en que no guarda celibato
sacerdotal. Monseñor León Federico Aneiros, Arzobispo de
Buenos Aires, permitió al padre Placco, que venía de Entre
Ríos, ejercer su ministerio y le dio el curato de Suipacha,
con la condición expresa de no traer su familia, que estaba
en Europa.
Esta
restricción, muy atinada por parte del prelado, para evitar
confusiones, tuvo sin embargo su trascendencia, ya que,
con motivo de cierto asunto muy sonado y completamente distinto,
llegó a ser comentada en la Cámara de Diputados, con desconocimiento
de causa y muy poca caridad. (Colección de La Prensa,
(le la época).
Historiando
la actuación del padre Placco, veremos que su estado no
afectó en absoluto la misión apostólica que se le encomendaba.
El padre Placco había nacido en Civita, pequeño pueblo de
unos tres mil habitantes, municipio perteneciente al Distrito
de Castrovilla, Provincia de Cosenza. Esta, conjuntamente
con Cattanzaro y Reggio di Calabria, integra la península
situada al sur de Italia. La mayoría de los habitantes son
de origen albanés, pero había una serie de familias, entre
ellas la de los Placco, que eran de proveniencia griegos
y conservaron sus costumbres y su, religión. La llegada
a la Argentina del Padre Placco tiene que haber sido a fines
de 1873, ya que el 6 de enero de 1874 inicia sus funciones
como coadjutor de la parroquia de Victoria, Entre Ríos.
Cuando en 1,877 renunció el párroco de esa ciudad, monje
franciscano Pascual Bartoloni, el Padre Placco lo sustituyó
hasta 1886 en que pasó a Buenos Aires. Al año siguiente
se hace cargo del curato de Suipacha Joven, animoso y dinámico,
se impresionó al ver el estado ruinoso del templo confiado
a su cuidado y llamando a una asamblea popular, constituyó,
el 16 de octubre del mismo año de su arribo, una Comisión
proTemplo, constituida en la siguiente forma: Presidente,
señor Cura Párroco Pbro. Ciro Placco; vicepresidente, ,señor
José Galeano; secretario, señor Serapio Meydana; prosecretario,
don Francisco Avendaño; tesorero, don Hermógenes Llorente,
y vocales los señores Tomás Gahan y Tomás Maguire. Los señores
Galeano, Gahan y Maguire representaban a la gente del campo,
y los dos últimos a la colonia irlandesa, muy numerosa en
esa época. El señor Meydana a las autoridades y los señores
Llorente y Avendaño al comercio local. Iniciados los trabajos
a toda prisa, el 3 de febrero de 1889 pudo colocarse la
piedra fundamental, siendo padrinos doña Rosario Suárez
de Billourou y el señor Casimiro Villamayor en representación
del gobernador de la provincia, Dr. Máximo Paz. La bendición
estuvo a cargo del señor Arzobispo, Monseñor Aneiros, quien
administró por primera vez en Suipacha el Sacramento de
la confirmación a 367 niños. Incrustada en una columna de
mampostería hecha en forma de cruz, la piedra es de forma
rectangular, y tiene al lado, en una caja de plomo, tres
ejemplares del acta levantada, algunas monedas de plata
de la época y ejemplares de los diarios porteños La Unión
y la Voz de la Iglesia, está ubicada en el centro del
presbiterio, frente al altar mayor y a unos cinco metros
setenta de la pared terminal del templo. Entre otros, firmaron
las actas además de los padrinos, los señores Antonio Mones
Ruiz, Pbro. Saturnino Azurmendi, Capellán del Asilo San
José de Mercedes, Bernardo Maguire, Simón Asanza, León Billourou,
Juan Stafford, Juan y Patricio Dillon, Juan Carrighy, Tomás
Maguire, Federico Mones Ruiz, José Mujica, Hermógenes Llorente,
Isidro Fernández, Tomás Maguire (h), Patricio Heavy, León
Antonio Rodrigo, etc. Comenzó entonces para Suipacha una
era de actividad febril, ya que eran precisos muchos recursos
para llevar a cabo la obra. El Padre Placco era incansable:
organizó colectas d dinero y materiales, tómbolas y una
rifa de una casa una cuadra de la plaza le dio un beneficio
líquido grande para la época de doce mí] quinientos pesos
trasladó el culto a un galpón de un comercio cercano, la
entonces firma Collado, Avendaño y Cia. y por fin, el domingo
4 de octubre de 1892, festividad pública de Nuestra Señora
del Rosario, Patrona del Pueblo, Monseñor Antonio Mariano
Espinosa, Vicario General de la Arquidiócesis de Buenos
Aires, consagró solemnemente al hermoso templo. Actuaron
como padrinos la señora Elena Kelly de Murray, la señorita
Elena Gahan y los señores León Billourou y Tomás Maguire.
La fundadora, doña Rosario, había fallecido en Buenos Aires
dos años antes, el 18 de julio de 1890. El sermón de circunstancias
estuvo a cargo de uno de los más famosos oradores sagrados
de la época, e canónigo Mons. Manuel Elzaurdia. El estilo
del templo es gótico-romano tratado con muy buen gusto,
habiendo sido su constructor don Ambrosio Gangale, paisano
del padre Placco, que era pariente de su señora madre. Posteriormente
el señor Gangale casó con la señorita Josefa Cirigliano,
hija de don Domingo, uno de los compradores de terrenos
a doña Rosario en 1882. De acuerdo al balance publicado
el 10 de marzo de 1892 por el tesorero señor Llorente, el
costo total de la obra fue de $ 36.046,28, a los que hay
agregar las donaciones de ladrillos, polvo, arena, etc.
El techo de pizarra hoy reemplazado por tejas costó $ 4.100,00
y fue colocado por un señor Marzoratti, y los cielos rasos
de yeso, colocados por Julio Monti, alcanzaron la suma de
$ 1.781,91. No queremos cerrar este capítulo sin destacar
que la actuación del Padre Placco no se limitó al ámbito
sagrado, sino que complementó su intenso y ejemplar celo
apostólico con diversas actividades públicas. En 1890 fue
Presidente del Consejo Escolar, teniendo como Secretario
al mismo que lo había acompañado en la Comisión Pro-Templo,
(Ion Serapio Meydana. Al fundarse el 27 (le septiembre (le
18,33 la Europea de Socorros Mutuos, fue uno de sus propulsores,
teniendo también una íntima y cordial correspondencia con
todos los habitantes del pueblo, donde era universalmente
querido. Su partida de Suipacha, llamado nuevamente por
exigencias de su ministerio a la ciudad de Victoria, fue
universalmente lamentada. Con motivo de su alejamiento,
el pueblo le obsequió una plaqueta de oro que dice así:
"El vecindario de Suipacha a su Cura, Párroco Presbítero
Sr. Ciro Placco en testimonio de reconocimiento por la religiosa
austeridad de sus costumbres 11 por sus ideas de progreso
en pro (?'e la Suipacha, enero 30 de 1894". En
verdad estas pocas palabras grabadas en forma imperecedera
dicen más que todo un volumen biográfico.
Aunque
no afecte mayormente a estos recuerdos, es preciso hacer
constar que el Padre Placco debe haber postergado su viaje,
porque en los libros parroquiales de 1895 y 1896 aparece
su firma; en el número 329 de La Perla del Plata, revista
del Santuario de Luján del 3 de mayo de 1896; en la página
309 hallamos la siguiente nota: "Peregrinación de
Suipacha": "El jueves 23 del 39 corriente
(se refiere a abril defectuóse la peregrinación del pueblo
de Suipacha encabezada por el señor "Cura D. Ciro Placco.
A pesar de la reducida población 99 con que cuenta el mencionado
Partido, sin embargo han 31 sido más de doscientos los peregrinos
que acudieron a "formar parte de la peregrinación Suipacheña.
Ha sido un triunfo moral debido al celo del piadoso Cura,
señor Placco, la peregrinación del 23".
Y continúa
la crónica del acto de fe, y la transcripción de algunos
escritos en el "Libro de la Virgen". No
hemos podido obtener referencias al respecto, pero debemos
notar la falta de concordancia entre fecha de la plaqueta
de despedida y los hechos citad
De
espíritu eminentemente emprendedor, a nosotros nos dejó
una hermosa Iglesia, a Victoria la Sociedad de Beneficencia,
por su iniciativa fundada el 19 de mar de 1877, y se había
comprometido allí a la erección de un nuevo templo, cuando
Comenzó a declinar su salud, falleciendo el 9 de julio de
1899, pobre, querido y acompaña por toda la ciudad, en casa
de don Abrahan Bartoloni hermano del, párroco citado. (Cartas
de Bartoloni a 1 Argenzio, familiares del P. Placco, de
1899, que obraron en nuestro poder.)
Todo
Victoria desfiló ante sus restos, velados en Iglesia Parroquial,
y el 19 de noviembre de 1900 se inauguró en el cementerio
de dicha ciudad un monumento que perpetúa la gratitud de
sus feligreses y aún hoy motivo de cuidado y veneración.
Sucedió
al Padre Placco, en agosto de 1896, el Pr, bítero Juan Petty,
miembro de la Sociedad del Apostolado Católico, quien rigió
la parroquia hasta 1900, a en que renunció para marchar
a Sud Africa ofrece a su patria sus servicios como Capellán
en la guerra Anglo-Boer. Fue reemplazado por el Pbro. Francisco
Sánchez quien en septiembre de 1901 hizo colocar la lápida
mármol que en la iglesia perpetúa la memoria del Da Placco.
Vacante nuevamente la parroquia a fines del mismo año y
no pudiendo sostenerse por su pequeñez, Monseñor Juan Nepomuceno
Terrero discurrió que la única forma de subsistirla sería
entregándola a una Congregación pensó en los Palatinos y
así lo hizo saber al R. P. 1 Patricio O'Graddy, rector del
Colegio San Patricio Mercedes. Este accedió a hacerse cargo
de la Capellanía, con condición de que pudiera atenderla
cualquiera de los sacerdotes que lo acompañaban.
El primero
fue el R. Padre Enrique Weber' que luego pasó a dirigir
la parroquia de San Luis en Valparaíso, Chile, donde
le cupo una destacada actuación en el terremoto de 1904.
Sucedió al Padre Weber el R. Padre Tomás Dun Leavy, nacido
en el deslinde de los partidos de Mercedes y Suipacha y
de relevante actuación. Sucedieron al padre Dun Leavy primero
el R. Padre Juan Madden y luego el R. Padre Juan Boyle,
hasta que en 1925 asumió la rectoría el R. Padre Tomás O'Graddy,
sobrino del P. Patricio, y que dejó en nuestra parroquia
donde está sepultado un recuerdo indeleble de santidad y
bondad. En realidad ` fue una medida acertada la de entregar
la parroquia a los padres Pallotinos: ellos han sido una
garantía de orden y un ejemplo de apostolado para el pueblo
a través de los setenta y más años que llevan a su frente.
Otros nombres ilustres podríamos dar, pero excedería el
límite fijado a estos apuntes. Quede para un trabajo menos
general.
Al hacerse
cargo de la parroquia el presbítero Francisco Sánchez, resolvió
fundar un Colegio Católico para varones, iniciativa que
fue aprobada por el Consejo Escolar en su sesión del 24
de marzo de 1901.. Se llamó San Patricio, y concurrieron
al mismo sobre todo niños de la numerosa colonia irlandesa
que residía entonces en la localidad. Posteriormente, al
hacerse cargo de la parroquia el R.P. Enrique Weber, solicitó
el cambio de nombre por el de San Luis, Expte. Nº 2775/902,
que fue resuelto favorablemente por la dirección general
de Escuelas el 25 de Junio del mismo año. Pero quien dio
impulso al colegio San Luis, elevándolo a un nivel que se
mantuvo durante todo su curato, fue el R. P. Tomás Dun Leavy,
que conjuntamente con el teniente Cura R. P. Juan J. Madden
y un maestro capacitado, le dedicaban varias horas al día,
mañana y tarde. La instrucción era muy buena, y concurrieron
niños de casi todas las familias locales. El colegio San
Luis sé cerro alrededor de 1925, para resurgir muchos años
más tarde, el 19 de marzo de 1962, como Instituto Parroquial
Comercial San Luis, debido a la iniciativa de un grupo de
vecinos. El señor cura párroco Luis Brady fundó la liga
de padres de familia para que atendiera las necesidades
del naciente colegio, cuyos primeros peritos mercantiles
egresaron a fines de 1966. Aun cuando la instrucción de
los niños católicos estaba solucionada, tanto aquí como
en Mercedes, a cuyo colegio San Patricio concurrían también
alumnos de Suipacha, quedaba el problema de las niñas. Enterado
a principios de 1912 el R. P. Dun Leavy, que una congregación
española de religiosas que se dedicaba a la enseñanza, no
llevó a cabo una fundación que tenia proyectada en el Paraguay,
se dirigió al excelentísimo señor obispo de la Plata, Monseñor
Juan Nepomuceno Terrero, quien a su vez influyó ante el
obispo de Vich, ciudad donde nació la congregación de las
hermanas Carmelitas de la caridad, que había fundado el
26 de febrero de 1826 Santa Joaquina de Vedruna y Mas. Monseñor
Torenas, obispo de Vich, habló a la superiora general de
la congregación, en esa época reverenda Madre Margarita
Arolas, y ésta transmitió el pedido al grupo que , de regreso
de asunción, pertenecía en Buenos Aires un poca desorientado.
Algunas de estas religiosas se llegaron hasta Suipacha.
Las Madres concepción Figuerola y Dolores Mascaró conversaron
con el párroco y quedó acordada la fundación. A estos efectos
se constituyó una comisión de damas, presidida por doña
Marcelina Suárez de Videla " parienta de la fundadora
del pueblo - e integrada por la señora de Ryan y las señoritas
María Elena Rossiter y Julia Carthy, a las que luego se
sumarían otras, iniciándose los trabajos para la instalación
del colegio. El 4 de abril de 1913 se embarcó en Barcelona
el grupo inicial de religiosas destinadas a Suipacha, llegando
a Buenos Aires el 22 del mismo mes, y a nuestro pueblo al
día siguiente, miércoles 23. Era superiora de la nueva casa
la Madre Pilar Olives y la acompañaban las hermanas Leonor
Maturana, Fernanda Ayestarán, María de la Concha y Angela
Urdangaray, siendo reemplazadas estas dos ultimas a los
pocos días por las hermanas Adela Gutiérrez, Asunción Rodríguez,
Carmen Navarra y la madre Alfonsa Pons, constituían la primitiva
comunidad que por muchos años - algunas hasta su fallecimiento
en fechas no lejanas - trabajarían con entusiasmo por levantar
el colegio de Nuestra Señora del Carmen, hoy orgullo de
nuestro pueblo. El 5 de mayo se abrió el colegio, con 5
alumnas que a poco serian cincuenta. La primera sede estuvo
ubicada en 1º de Mayo y Combate de San Lorenzo, pero como
el instituto San Luis siguiera creciendo, fue preciso buscar
un local más capaz, el que actualmente ocupa, en San Martín
y Combate de San Lorenzo, frente a la Plaza Balcarce. Alma
y nervio del Colegio fue conjuntamente con la Madre Pilar
la Madre Leonor Maturana, a cuya iniciativa se debieron
muchas obras que todavía perduran en el pueblo. Dinámica
y cordial, supo atraer voluntades en torno a la causa de
la religión y la cultura, y su fallecimiento ocurrido cuando
aún podía esperarse mucho de su inteligencia y de su capacidad,
el 28 de enero de 1931, fue intensamente lamentado en Suipacha
y sus contornos. Largo y ya fuera de los límites de este
trabajo sería enumerar a las religiosas que se sucedieron
al frente del Colegio y a sus colaboradoras. Todas ellas
aportaron su cultura y su fe, elevando siempre el nivel
moral del pueblo, al elevar el nivel cultural del Instituto.
En marzo de 1959 se inició un Cielo Básico que luego ha
continuado con cuarto y quinto año normal. Son muchas ya
las niñas que han obtenido allí su título docente, y con
esta iniciativa y la posterior del Instituto San Luis, se
ha solucionado uno de los grandes problemas del pueblo:
la falta de oportunidad para que los niños cursaran estudios
secundarios. Durante mucho tiempo fuimos muchos los que,
para seguirlos, hubimos de viajar a Mercedes o a Chivilcoy,
con las molestias consiguientes, y aún muchas familias emigraron
por este motivo. Hoy, gracias al esfuerzo de las Religiosas
Carmelitas primero, y al Instituto San Luis luego, se ha
superado el problema, y ya está al alcance de todos esa
enseñanza secundaria que, cuando sea declarada obligatoria
por lo menos en Cielo Básico, habrá mejorado enormemente
el clima cultural del país.
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